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martes, enero 23, 2007

Eventos interesantes para esta semana (22 de enero al 28 de enero del 2007).

Martes 23 de enero de 2007.

Durante las horas tempranas, dedique tiempo para observar el cuadrante noreste de la Luna e identifique al emergente “Mare Crisium” o "Mar de las Crisis", que cubre una extensión de aproximadamente 400 x 500 km cuadrados, un área casi equivalente en tamaño al estado de Washington, USA.


Fuente de la fotografía: //upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/4/4d/Moon-Mdf-2005.jpg

Mare Crisium no sólo es único por carecer de conexión con cualquier otro de los “maria” lunares (maria, palabra en latín que significa mares); sino por ser el “hogar” de una anomalía gravitatoria denominada “mascon” (mass concentration). Esta "concentración de masa" posiblemente podría deberse a los fragmentos de un asteroide o cometa, que impactó en la superficie lunar, creando esa “forma de cubeta sepultada" bajo el flujo de lava. El fenómeno mascon crea una área de alta gravedad que es la causante de los cambios en las órbitas de las sondas lunares. Este exceso de gravedad ha sido reconocida como la causa de que los satélites lunares de órbita baja se hayan estrellado contra la superficie lunar o hayan sido expulsados hacia el espacio exterior.

Por la noche, saque su telescopio y explore una región del cielo estrellado conocida como M78; ¿porqué? … Esta es la razón.

El 23 de enero de 2004, Jay McNeil, un joven astrónomo aficionado de patio trasero, probaba su nuevo telescopio de 3 pulgadas (3˝) mediante la toma de algunas exposiciones largas de M78. Ni siquiera se lo imaginaba Jay en ese momento, pero ¡estaba a punto de realizar un gran descubrimiento!. Cuando posteriormente reveló sus fotografías, había un parche nebuloso en estas que no tenía designación alguna. Cuando él reportó sus resultados a los astrónomos profesionales, ellos le confirmaron que en efecto esa nebulosidad no tenía ninguna designación oficial y es que ¡Jay había tropezado con algo bastante único! Se cree que el descubrimiento de Jay era un disco de acreción variable situado alrededor de una estrella recién formada identificada como IRAS 05436-0007. Poco se conoce sobre esta región, pero parece que ya una vez se había captado mediante fotografía en el pasado, pero nunca se había estudiado. ¡Incluso los Compendios Digitales del Cielo (Digital Sky Surveys) no tenían ningún registro de este!














Fuente de la fotografía: http://www.balinka.com/m78c.jpg

Aunque el descubrimiento de Jay podría no ser lo bastante luminoso esta noche para ser visto, justamente hacia el sur de M78, considere que esta es una variable y una circunstancia que siempre está presente en cualquier observación astronómica.














Fuente de la fotografía: http://spacsun.rice.edu/~has/jay_mcneil.htm
Antes de que piense que ser un astrónomo aficionado de patio trasero no tiene la importancia real para la ciencia, recuerde lo que hizo ese adolescente en un patio trasero de Kentucky con su modesto telescopio de 3”.


Esto podría denominarse ¡captando lo que habían pasado por alto los profesionales!


Traducción libre efectuada por Milton Fernández, PROMETEO-ELC, del artículo publicado por Tammy Plotner en el boletín informativo de Universe Today

lunes, enero 22, 2007

Los cangrejos y su aporte a la medicina en la exploración espacial.

Los cangrejos donan sangre para los viajes espaciales.

Los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional probaron un instrumento médico de alta tecnología que usa enzimas elementales del cangrejo cacerola para diagnosticar enfermedades humanas.

Nov. 16, 2006:

Imagine lo siguiente: Está en una misión a Marte, a mitad de camino desde la Tierra, y no se siente bien. Le duele la garganta al tragar y su frente está caliente. No quiere enfermarse o contagiar a sus compañeros. ¿Debería usted de tomar un antibiótico? Y si es así, ¿de qué clase?
Con un nuevo laboratorio biológico montado en un microprocesador, que se está desarrollando en el Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA en Huntsville, Alabama, en asociación con investigadores externos, usted podrá obtener la respuesta en tan solo cinco minutos.
El minilaboratorio se conoce por las siglas LOCAD-PTS, que vienen del nombre en inglés del proyecto: Lab-On-a-Chip Application Development—Portable Test System (Sistema Portátil de Prueba y Desarrollo de Aplicación de un Laboratorio en un Microprocesador). La última versión es un dispositivo manual enviado hace unos días a bordo de el transbordador espacial durante la misión STS-116 para ponerlo a prueba en la Estación Internacional Espacial.








Derecha:



LOCAD-PTS. Crédito de la imagen: NASA.



En la Tierra, el método más fiable para el diagnóstico de enfermedades es tomar una muestra de fluido orgánico (por ejemplo un exudado de garganta, o bien muestras de sangre u orina) y cultivarlos en placas de Petri con diferentes medios de cultivo en un laboratorio médico. El cultivo revela con seguridad si una infección es viral (la cual no responde a los antibióticos) o bien bacteriana o fúngica (que sí responderán). El cultivo también señala las especies y de esta manera, la clase de antibiótico más efectivo.
"Las llamadas bacterias Gram-negativas, tales como E. Coli y Salmonela, responden a diferentes antibióticos que las bacterias Gram-positivas, tales como estafilococos", explica Ginger N. Flores, director del proyecto LOCAD en el Centro Marshall.

Pero los cultivos pueden ser poco prácticos, sobre todo porque tardan dos o tres días en crecer, tiempo en que una persona podría llegar a estar muy enferma, de hecho. El LOCAD-PTS, en cambio, es rápido: "Produce resultados en 5 o 10 minutos", dice Norman Wainwright, investigador principal del proyecto y director de investigación y desarrollo en los Laboratorios Charles River en Charleston, Carolina del Sur. "Y es muy sensible —puede detectar una sola bacteria".

El instrumento de alta tecnología depende de cuatro enzimas extraídas de las células sanguíneas de una de las criaturas vivientes más antiguas de la Tierra: el cangrejo cacerola (también conocido como cangrejo rey). "El cangrejo cacerola es una especie que ha sobrevivido unos 300 millones de años y que tiene un sistema inmunitario muy primitivo pero a la vez muy sensible", continúa Wainwright. Una única bacteria puede ser suficiente para provocar la formación de enzimas en el sistema inmunitario del cangrejo, que coagulan la sangre para cerrar una herida.
La extraordinaria sensibilidad de las enzimas y su rápida respuesta las hacen sumamente útiles en la investigación médica para probar la efectividad de las drogas y los mecanismos. (Extraer un poco de sangre anualmente a los cangrejos cacerola, que son dejados después en libertad, no daña a las criaturas, y por tanto, no es necesario un sustituto sintético).







Derecha: Cangrejos cacerola en la playa.







Crédito de la foto: Universidad de Delaware.
[Más Información]







Anatomía de un cangrejo cacerola (vista dorsal)















Pulse en este enlace para leer el artículo completo:
Cangrejos y Medicina Espacial

Fuente: Noticias Ciencia de la NASA

NASA empleará sistema métrico decimal en futuras operaciones lunares.

Luna Métrica

La NASA ha decidido utilizar unidades métricas para las próximas operaciones en la superficie lunar

Enero 8, 2007.
Si usted piensa en libras y millas en vez de kilogramos y kilómetros, se encuentra dentro de la minoría. Sólo los Estados Unidos, Liberia y la Unión de Myanmar (antiguamente conocida como Birmania) todavía utilizan principalmente el sistema inglés de unidades, el resto del mundo es métrico. Y ahora también la Luna será métrica.

La NASA ha decidido utilizar unidades métricas para todas las operaciones en la superficie lunar cuando regrese a la Luna. La Visión de la NASA para la Exploración Espacial sugiere que los astronautas regresen a la Luna para el año 2020 y finalmente se instale un puesto lunar tripulado.




Derecha: Los astronautas de la NASA que se encuentren en la Luna utilizarán el sistema métrico decimal. [Ampliar imagen]





Arriba: En este mapa, las áreas en gris denotan el territorio métrico. El sistema inglés de unidades se utiliza principalmente en las zonas en rojo. La Luna se muestra a escala.
[Más información]

Para leer el artículo completo "haga clic" en LUNA MÉTRICA

Fuente: Noticias Ciencia de la NASA


miércoles, enero 10, 2007

2007 AÑO HELIOFÍSICO INTERNACIONAL

El año 2007 fue declarado Año Heliofísico Internacional por las Naciones Unidas.



Fomento de la participación de los países en desarrollo en los estudios internacionales de alcance mundial sobre el sistema helioterrestre por conducto de las Naciones Unidas




BREVE RESUMEN INFORMATIVO.

Antecedentes:


Año Geofísico Internacional, 1957

En 1957, en un despliegue de cooperación internacional sin precedentes, más de 60.000 científicos e ingenieros de 67 países, en miles de centros de investigación de todo el mundo participaron en el Año Geofísico Internacional (AGI 1957).

El objetivo principal del AGI fue estudiar los fenómenos mundiales de la Tierra y el geoespacio.






El futuro:

















Año Heliofísico Internacional (AHI) 2007


En 2007, 50 años después de la proclamación del AGI, científicos e ingenieros de los 191 Estados Miembros de las Naciones Unidas participarán en una campaña de observación internacionalmente coordinada en que se abordarán cuestiones fundamentales y de interés mundial relativas a la Tierra y las ciencias espaciales.


El AHI será una ocasión única de coordinar las observaciones de las numerosas y espectaculares misiones espaciales internacionales de la actualidad con datos de observatorios basados en tierra. Se obtendrán observaciones inéditas y simultáneas con amplia cobertura de todos los fenómenos solares, helioesféricos, geoesféricos, geoespaciales y atmosféricos conexos. Los datos resultantes permitirán realizar estudios generales de todo el sistema heliofísico.


AGI: comienzo de la exploración del espacio y de las actividades de las Naciones Unidas relativas al espacio ultraterrestre El AGI marcó el comienzo de la exploración del espacio, con el lanzamiento del Sputnik 1, en octubre de 1957.

Además, fue la razón directa de que la Asamblea General de las Naciones Unidas se interesara por el espacio ultraterrestre y estableciera la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos de las Naciones Unidas, su órgano principal que se ocupa de este asunto.

¿Qué significa “heliofísico”?


El término “heliofísico” es una extensión de la palabra “geofísico”, que se refiere a la ampliación de los nexos entre los sistemas terrestres al sol y el espacio interplanetario.


Las actividades del AHI de 2007 se basarán en los logros del AGI de 1957, manteniendo la tradición de estudios a nivel de todo el sistema.


¿Cuáles son los objetivos del AHI 2007?

El objetivo general del AHI 2007 es

"descubrir los mecanismos físicos que impulsan el acoplamiento de la atmósfera de la Tierra con los fenómenos solares y helioesféricos."

El estudio global y sistemático de esta interacción será el tema central del AHI.

Las metas del Año Heliofísico Internacional 2007 serán las siguientes:

• Adquirir un mayor conocimiento de los procesos heliofísicos por los que se rigen el Sol, la Tierra y la heliosfera.

• Continuar la tradición de investigación internacional e impulsar el legado en el quincuagésimo
aniversario del Año Geofísico Internacional.

• Demostrar al mundo la belleza, pertinencia e importancia de las ciencias del espacio y de la Tierra.

Los datos del AHI se pondrán a disposición de los científicos e ingenieros de todas las naciones, y sus fascinantes resultados científicos se comunicarán al mundo entero mediante una serie de conferencias de prensa y conferencias públicas.

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Si desea leer más información, pulse en estos enlaces:


CANCELACIÓN DÍA NACIONAL DE LA ASTRONOMÍA-2007

Les comunico que la actividad del Día Nacional de la Astronomía se reprogramó para el mes de marzo de 2007.

Estén atentos a este blog para los detalles de dicha actvidad.

Gracias por su atención.

Milton Fernández

martes, enero 09, 2007

Publicaciones de Isaac Asimov (ensayos).

A partir de hoy estaré publicando en el boletín algunos ensayos del célebre escritor de ciencia ficción Isaac Asimov. Estos ensayos forman parte del libro titulado "La Estrella de Belén y otros ensayos científicos", trad. César Terrón, Editorial Bruguera, España, 2ª edición, abril de 1983.
Espero que los disfruten.




Conocido sobre todo por sus obras de ciencia ficción, la mayor parte de los 500 libros de Isaac Asimov, caracterizados por sus claras descripciones de temas complejos, no son novelas, sino estudios sobre todas las áreas de la ciencia.


Isaac Asimov

Isaac Asimov (1920-1992), prolífico escritor estadounidense, famoso por sus novelas de ciencia ficción y por sus libros divulgativos sobre todas las ramas de la ciencia.

Asimov nació en Petrovichi, Rusia. Su familia emigró a Estados Unidos cuando tenía tres años y se estableció en el barrio de Brooklyn, de Nueva York. Sus trabajos en las revistas de ciencia ficción le llevaron a profesionalizarse como escritor literario y científico. Ingresó en la Universidad de Columbia a los 15 años y a los 18 vendió su primer relato a la revista Amazing Stories.

Después de participar en la II Guerra Mundial, Asimov se doctoró en Bioquímica en 1948 y de 1949 a 1958 enseñó bioquímica en la universidad de medicina de Boston. Su primera novela de ciencia ficción, Piedra en el cielo, se publicó en 1950 y su primer libro científico, un texto sobre bioquímica escrito con dos colegas, en 1953. A partir de 1958 se dedicó por completo a escribir. Firmó más de 500 libros para lectores jóvenes y adultos que, además de la ciencia ficción y la divulgación científica, abarcan cuentos de misterio, humor, historia y varios volúmenes sobre la Biblia y Shakespeare. Entre sus obras de ciencia ficción más conocidas se encuentran Yo, Robot (1950); La trilogía de la Fundación (1951-1953), de la cual escribió una continuación treinta años después, El límite de la Fundación (1982); El sol desnudo (1957) y Los propios dioses (1972). Entre sus obras científicas destacan Enciclopedia biográfica de la ciencia y la tecnología (1964; revisada en 1982) y Nueva guía a la ciencia (1984), una versión más reciente de su elogiada Guía científica del hombre (1960). Obras posteriores son La Fundación y la Tierra (1986), Preludio a la Fundación (1988) y Más allá de la Fundación (1992). En 1979 se publicó su autobiografía en dos volúmenes, Recuerdos todavía verdes.

Fuente: Enciclopedia Microsoft ® Encarta ® 2002. © 1993-2001 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.




LA ESTRELLA DE BELÉN
(Star in the East)
Por Isaac Asimov

Como soy un escritor ocasional de poesía ligera, aficionado a los juegos de palabras, y también un egocéntrico, a veces siento la necesidad de hacer algo inteligente con mi nombre, si es que puedo. Así, en mi poema «The Prime of Life» (F & SF, octubre de 1966), precisé de una rima interna y quise emplear mi nombre, por lo que un joven entusiasta se encontraba conmigo y exclamaba:

«Why, stars above, it's Asimov».(¡Oh, qué maravilla, es Asimov!)

Pensé que era un verso natural, nada forzado, y lo citaba de vez en cuando siempre que deseaba impresionar a alguien con mi habilidad para la poesía ligera. Así lo hice en cierta ocasión con una hermosa damisela que, después de pensar cinco segundos, replicó:

—¿Y por qué no dices: «¡Oh, mazel-tov, es Asimov!»?

Pasaron unos quince minutos de silenciosa turbación antes de que pudiera recuperarme. La versión de ella era mucho mejor, por supuesto, porque «mazel-tov» (quizá no haga falta que lo aclare) es el equivalente hebreo de «buena suerte». Es mucho más apropiado humorísticamente por diversas razones... y nunca se me había ocurrido.

Pero no fui yo el que usó con más inteligencia mi nombre, sino J. Wayne Sadler, de Jacksonville (Florida). En diciembre del año pasado me envió una poesía, en la que introduje dos o tres cambios sin importancia, y que dice así:

Cuando Isaac en un campo nudista está
pronto a la diversión se unirá,
porque «en tiempos de Roma» es su cita favorita
como a todo el mundo explica.
Por eso, cuando se oiga el grito
«¡Fuera todos los vestidos!»
será el primero en obedecer, sin vacilación,
Isaac Asimov.

Ah, bien, nunca he estado en un campo nudista, pero pienso con mucha frecuencia que, gracias a mi personal estilo literario, vivo en un campo nudista mental. Cualquiera que lea con regularidad mis escritos conoce perfectamente mis opiniones y sentimientos respecto a todos los temas. Sin embargo, por si alguna persona se pregunta sobre mi actitud hacia la religión, debo declarar que soy un librepensador.

En particular, dado que este artículo aparecerá durante las Navidades, quiero explicar que no acepto como científicas las historias navideñas que relatan los Evangelios. Por lo que concierne a su valor teológico, o a su simbolismo alegórico, o a cualquier aspecto similar, no tengo nada que decir; no soy teólogo. Pero no los acepto como descripciones de la verdad literal, no más de lo que acepto el «Génesis 1».

Mi creencia personal es que los relatos de la natividad fueron inventados después del hecho, y que en muchos sentidos siguen la tradición de las narraciones navideñas que fueron reproducidas copiando a los anteriores líderes legendarios (o no tan legendarios) que fundaron naciones o religiones: Sargón de Acad, Moisés, Rómulo y Remo, etc., etc.El más antiguo de los cuatro Evangelios, el de «Marcos», no incluye en absoluto ningún relato de la natividad, sino que empieza con el bautismo de Jesús. Y el Evangelio más posterior en el tiempo, el de «Juan», no relata ninguna natividad humana porque Jesús, en cierta forma, había superado eso por aquel entonces. En lugar de ello, trata a Jesús como manifestación de Dios y con sus mismas cualidades eternas.

Todo esto nos deja con dos Evangelios de una época intermedia, los de «Mateo» y «Lucas»; ambos narran la natividad..., pero en forma distinta. Estos dos evangelios no coinciden siquiera en un punto; todo lo contenido en un relato de la natividad falta en el otro.

Así, el relato sobre la estrella que brilló coincidiendo con el nacimiento de Jesús sólo puede encontrarse en el «Evangelio de San Mateo» y no está recogido en forma alguna en el de «San Lucas». De hecho, tal estrella no se menciona en ningún otro lugar del Nuevo Testamento que no sea la primera parte del segundo capítulo del evangelio de San Mateo.

Todas las referencias a esta estrella se encuentran en cinco versículos, y ésta es su versión autorizada:

«Mateo 2:1»: Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea por los días del rey Herodes, he aquí que unos magos desde el oriente se presentaron en Jerusalén.

«Mateo 2:2»: Diciendo: «¿Dónde está él que ha nacido, rey de los judíos? Porque vimos su estrella en oriente, y vinimos a adorarle».

Esto llama la atención del rey Herodes, que no desea que exista ningún pretendiente al trono y que, como es lógico, no ve con buenos ojos a ningún supuesto Mesías que suscite revoluciones. Reúne a sus consejeros y, después, manda a llamar a los magos.

«Mateo 2:7»: Entonces, Herodes, llamando en secreto a los magos, averiguó con precisión de ellos el tiempo de la aparición de la estrella.

A continuación, Herodes ordena a los magos que encuentren al niño y se lo hagan saber.

«Mateo 2:9»: Y ellos, oyendo esto al rey, se pusieron en camino; y he aquí que la estrella que vieron en el oriente los guiaba por delante hasta que, llegando, se detuvo en el lugar en que estaba el niño.

«Mateo 2:10»: Y al ver la estrella se alegraron con extraordinario gozo.

Dado que esta estrella relucía sobre el lugar de nacimiento de Jesús en Belén (o dondequiera que fuese, porque el relato del pesebre sólo es referido por «Lucas»), se la denomina normalmente como «La Estrella de Belén».

La Estrella de Belén es uno de los pocos temas bíblicos que parece ser de naturaleza astronómica y, por consiguiente, ha sido causa de numerosas especulaciones, siempre desde el punto de vista astronómico. Y, para ser sincero, a mí también me gusta especular con la Estrella de Belén, por lo que me gustaría presentar a los lectores nada menos que nueve opciones.

Por ejemplo (opción 1), podría suceder que la Estrella de Belén no se adecuara a ninguna explicación astronómica y que se tratara en realidad de algo fuera del alcance de la razón. Podría representar un «misterio» (en el sentido religioso de la palabra) que los seres humanos son incapaces de comprender sin inspiración divina. Es posible que sólo en el cielo pueda desvelarse el misterio. Y en tal caso, claro, no hay razón para especular. No podemos hacer otra cosa que no sea esperar la inspiración o entrar en el cielo y, ¡ay!, ninguna de esas dos cosas es probable que me suceda.

También podría ser (opción 2) que la Estrella de Belén carezca de explicación, no por razones teológicas, sino simplemente porque sea una invención piadosa por parte del autor del Evangelio.
Esto no quiere decir que sea una mentira deliberada o un intento consciente de embaucar. El relato de la estrella pudo ser algo vago, una de las indicaciones simbólicas del nacimiento de la divinidad, igual que las voces y aureolas angélicas, y el autor lo utilizó como detalle apropiado y digno.

Recuerden que Mateo, probablemente, redactó su Evangelio algún tiempo después de la destrucción del Templo, en el 70 dC; en otras palabras, tres cuartos de siglo después de nacer Jesús. No existían archivos del pasado en el sentido moderno y tan sólo pudo reunir relatos vagos. Quizá había algunas fábulas sobre cierto fenómeno de naturaleza estelar que se había producido alrededor de la época del nacimiento de Jesús, y Mateo pensó que era adecuado incluirlas.

Podemos preguntarnos por qué Mateo quedó impresionado por los relatos de la estrella que había oído y quiso incluirlos, en tanto que Lucas no. De hecho, podemos proponer una razón lógica. A partir de la evidencia objetiva, puede argumentarse que Lucas era un gentil, y narraba el Evangelio a gentiles, mientras que Mateo era un judío que hacía lo propio con los judíos[1].

Es natural, pues, que Mateo presentara tantos detalles como le fuera posible, corroborando cierta profecía del «Antiguo Testamento» o algo similar, ya que con esto impresionaría a su audiencia judía. De vez en cuando cita los versículos del «Antiguo Testamento» que contienen la profecía, pero hasta cuando no lo hace podríamos encontrarlos nosotros mismos.

Por ejemplo, el «Antiguo Testamento» narra en una ocasión que Balaam, en la época que las tribus israelitas se preparaban al este del Jordán para invadir Canaán, hace la profecía siguiente:
«Números 24:17»: Lo veo, mas no ahora; lo diviso, pero no de cerca: ha salido una estrella de Jacob, y ha surgido un cetro de Israel; y ha quebrado las sienes de Moab y el cráneo de todos los hijos de Seth.

Es muy probable que este versículo fuera escrito en los tiempos del Reino de Judea y que fuera incluido como parte de las palabras del legendario sabio Balaam (En la antigüedad, era normal atribuir frases a las bocas de los viejos ilustres).

Se supone que cuando dice «lo veo» se refiere al rey David, que derrotó a Moab y conquistó todos los reinos vecinos. Es por este versículo que se llama «Estrella de David» a los dos triángulos equiláteros entrelazados.

Tras la destrucción del reino de Judá y el final de la dinastía de David, el versículo sufrió una nueva interpretación. Se supuso que hacía referencia a un futuro rey de la dinastía de David, el Mesías («el ungido», una palabra muy usada por los judíos para referirse a un rey). Como es lógico, Mateo lo aceptó así y pensó que una estrella sería una asociación muy conveniente con el nacimiento del Mesías.

Además, existe un pasaje de «Isaías» que describe una futura utopía. Un versículo dice:

«Isaías 60:3»: Las naciones caminarán a tu luz, y los reyes al resplandor de tu aurora.
Es una referencia a la Israel ideal que debe surgir en el futuro, pero es fácil transferir dicha referencia al Mesías, y las palabras «luz» y «resplandor de tu aurora» pueden aludir a una estrella. La palabra «naciones» podría tomarse como una alusión a los magos de oriente.
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[1] Si lo desean, pueden recurrir a mi libro «Asimov's Guide to the Bible. Volume Two, the New Testament» (Doubleday, 1969). Por mi parte, no pienso insistir.



Tal fue el influjo del versículo de Isaías, aludiendo a «reyes» y «naciones» (paganas), que surgió la leyenda de que los tres magos eran reyes con el nombre de Melchor, Gaspar y Baltasar. En tiempos medievales, se supuso que existían reliquias de los tres en la catedral de Colonia, por lo que llegó a llamárseles «Los tres reyes de Colonia». Claro está, todo esto no tiene nada que ver con la «Biblia», que no los llama reyes y que ni siquiera dice que fueran tres.

¿Pero y si Mateo basó el relato de la estrella en alguna leyenda en boga en la época en que se escribía el Evangelio? ¿Y si la leyenda reflejó algo que había sucedido realmente?

Podemos suponer (opción 3) que, fuera lo que fuese la estrella, se trataba de un objeto milagroso y no de algo que pudiera comprenderse en el proceso de los acontecimientos o por cualquier persona. En realidad, pudo ocurrir que tan sólo los magos la hubieran visto y que la hubieran utilizado como guía milagrosa. Después de llegar hasta el niño Jesús y permanecer sobre él, desapareció.

Podemos reforzar esto señalando que Herodes, debiendo de estar muy interesado en cualquier señal que indicara el nacimiento de un rival para su trono, no sabía nada acerca de la estrella y tuvo que preguntar a los magos.

Pero si la estrella es un milagro creado para una sola misión y vista únicamente por las personas que debían verla, es imposible seguir investigando. Así que pasemos a otras opciones.

Supongamos que la estrella no fuera milagrosa sino real, y que cualquier persona pudo verla. Esta, con toda certeza, es la suposición que adopta la mayoría de la gente cuando analizan lo que pudo haber sido la Estrella de Belén.

Sin embargo, en todas las alternativas que surjan de esta suposición debemos olvidar que la estrella guiara a los magos y que se detuviera sobre Jesús. Esto es francamente milagroso, y debemos omitirlo en una explicación racional. Nos limitaremos a imaginar que apareció algo en el cielo, en apariencia para anunciar el nacimiento de un Mesías, y nada más.

Pero aquí nos es de gran utilidad el hecho de que el término «estrella» gozaba de un significado mucho más amplio para los antiguos que para nosotros. Por ejemplo, no consideramos como estrellas a los planetas y cometas, pero los antiguos los denominaban «estrellas errantes» y «estrellas imperfectas», respectivamente. Para los antiguos, todo objeto celeste era una estrella. Busquemos, pues, uno de estos objetos en la forma más amplia posible.

Por ejemplo, el fenómeno celeste al que Mateo aludió como estrella pudo haber sido en realidad (opción 4) un sutil hecho astronómico, por completo real, pero que tan sólo los especialistas en la materia pudieron advertir.

Los magos podrían considerarse perfectamente como expertos en la materia. El término empleado por Mateo es traducción de la palabra griega «magoi», que procede, a su vez, de «magus», el nombre dado por los antiguos persas a los sacerdotes de Zoroastro.

Para griegos y romanos, el término hacía referencia a cualquier místico oriental. Para los romanos, «magus» (plural «magi») llegó a significar «hechicero», y nuestros modernos términos «mágico» y «mago» descienden del «magus» persa.

Como es natural, las personas que más debieron interesarse por los fenómenos celestes fueron los astrólogos, y éstos se adaptarían al calificativo de magos. Babilonia fue un antiguo centro de la astronomía, por lo que es probable que los magos hubieran sido astrólogos de aquella región, situada al este de Judea.

¿Y qué pudieron observar los astrólogos que fuera evidente y auténtico para ellos, pero imposible de ver para las demás personas?

Es importante para los astrólogos la posición del Sol en la época del equinoccio de primavera. Esta posición siempre está comprendida en el Zodíaco, pero no está determinada. Cambia con lentitud de una a otra de las doce constelaciones del Zodíaco, empleando unos dos mil años en atravesar por completo una constelación.

En la época del equinoccio de primavera, y durante los dos mil años que precedieron al nacimiento de Jesús, el Sol se encontraba en la Constelación de Aries. Pero en aquel momento estaba más o menos a punto de trasladarse a la Constelación de Piscis. Esto constituiría un acontecimiento vital para los astrólogos y es factible que se pensara que representaba algún trastorno básico en la historia humana. Puesto que los judíos de aquella época no cesaban de hablar sobre la llegada de un Mesías, que fundaría una nueva Jerusalén y daría nuevas perspectivas a la historia del hombre (como en el pasaje de «Isaías»), los astrólogos pudieron llegar a la conclusión de que estaban a punto de presenciar el hecho y, por consiguiente, es posible que se trasladaran a Judea para investigar el asunto.

En relación con esto, es muy interesante que los cristianos primitivos emplearan un pez como símbolo secreto del Mesías. La explicación habitual es que las letras de la palabra griega que significaba «pez», siguiendo su orden, eran las iniciales de una frase griega que, traducida, quiere decir «Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador». Pero también es posible que el pez se refiriera a Piscis, al que se había trasladado entonces el equinoccio de primavera.

Con todo, este punto del equinoccio de primavera no está claro, es sólo una suposición. A decir verdad, podría ser que Mateo, que no era astrólogo, comprendiera erróneamente de qué se trataba todo el asunto. Pero no podemos saberlo. Si admitimos que Mateo estaba en lo cierto y que la estrella era un fenómeno evidente, ¿qué pensar, entonces?

En tal caso, la estrella pudo haber sido un cometa (opción 5). Los cometas se presentan en forma irregular e imposible de predecir (por lo menos para los antiguos) y siguen un movimiento errático a través del firmamento. Se da la circunstancia de que el más famoso de todos, el cometa Halley, fue visible en el año 11 aC, es decir, siete años antes de la fecha tradicional de la natividad de Jesús. Pero tal fecha no se apoya en bases sólidas.

Y sin embargo, el cometa de Halley es algo muy perceptible. Todo el mundo puede ver los cometas y, por lo general, fueron asociados a futuros acontecimientos que iban a conmover al mundo. Si los magos llegaron de oriente hablando de una estrella que representaba el nacimiento de un Mesías, todo el mundo habría sabido al momento a qué se referían, y Herodes no se habría visto obligado a preguntarlo.

Puede ponerse esta misma objeción, aunque con menos fuerza, a la presencia de una supernova en el firmamento (alternativa 6), brillando esplendorosamente en una posición que hasta entonces no había ocupado ninguna otra estrella y, por tanto, indicando algo nuevo y prodigioso. Tal vez no fuera tan llamativa como un cometa, por lo menos para la gente normal, pero es improbable que no provocara comentarios, y no poseemos ningún dato histórico respecto a una estrella supernova que apareciera en aquella época, ni vestigio alguno en el firmamento de nuestros días de que pudiera haber sido así[2].

Si no se trataba de un cometa o una supernova, la estrella pudo haber sido una referencia al objeto que, por lo general, más brilla en el cielo, después del Sol y la Luna: el planeta Venus (opción 7). Sin embargo, esto parece ser en extremo improbable, aunque algunas personas opinan lo contrario. Después de todo, Venus es un astro común en el cielo, y no hay motivo lógico para pensar que en una época represente algo especial y en otra no. Lo mismo puede decirse, con mucha más razón, de cualquier otro planeta o estrella visible en el firmamento.

¿Y si hubiera sido un meteorito incandescente? (opción 8). Se trata de un fenómeno limitado, por lo que tiene ventajas sobre un cometa, una supernova o un planeta. Se localiza en la atmósfera más externa y sólo puede ser visto en una zona muy estrecha de la superficie terrestre.
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[2] Arthur C. Clarke escribió un cuento, «The Star», que apareció en el número de noviembre de 1955 de Infinity Science Fiction y que obtuvo el Premio Hugo de 1956. Trata sobre la Estrella de Belén y, si es que no me creen, les apremio a que lo lean en mi antología «The Hugo Winners».



Tal vez los magos vieron la «estrella» en oriente, tal como anunciaron, en el firmamento de su tierra babilónica. En ninguna otra parte habría sido visible y, menos todavía, en Judea. Así se explicaría por qué Herodes tuvo que investigar el hecho.

El problema radica en cómo un simple meteorito pudo asombrar por su excepcionalidad a los astrólogos e indicarles la llegada de un Mesías. Es indudable que en la transparente atmósfera de Babilonia podrían contemplarse meteoritos todas las noches. Por muy especial que éste fuera, ¿qué importancia tenía? Si el meteorito ya hubiera alcanzado la Tierra, los magos habrían quedado más impresionados, suponiendo que presenciaran la caída y descubierto el meteorito. Entonces, ¿por qué no se refirieron a que algo había caído del cielo?

Hemos examinado ya todos los fenómenos celestes que podrían explicar la aparición de la estrella; las mismas estrellas, los planetas, cometas y meteoritos. ¿Qué es lo que falta?

Quizá no se trataba de un simple objeto celeste, sino de varios, una serie poco común que llamaría la atención de los astrólogos y que tendría algún significado para ellos (opción 9)[3].

Los únicos objetos celestes que cambian regularmente su posición y que originan conjunciones llamativas en ocasiones, son los elementos del Sistema Solar. De ellos, podemos descartar cometas y meteoritos, puesto que los primeros son impresionantes de por sí y no necesitan presentarse en grupo, y los segundos se desplazan demasiado rápidamente y son visibles durante tan poco tiempo que no pueden formar agrupaciones definidas. Podemos descartar el Sol, ya que apaga todo lo que está a su alrededor y no se combina con otro objeto en forma visible, y también la Luna, puesto que hace invisible a cualquier otro objeto con el que pudiera entrar en conjunción.

Nos quedan los cinco planetas visibles: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. A veces dos o más de estos planetas brillan en el cielo muy cerca entre sí, y muy a menudo forman una combinación sorprendente. Tal situación no es en ninguna forma desacostumbrada y, según Sinnott, entre los años 12 aC y 7 dC hubo como mínimo doscientas ocasiones en las que dos planetas estuvieron muy cerca uno del otro en el cielo y otras veinte ocasiones en las que ocurrió lo mismo con más de dos planetas.

Esto nos da un promedio aproximado de una vez por mes, y tengo la impresión de que tales sucesos no asombrarían a los astrólogos, a menos que se tratara de algo muy anormal, digno de atención, importante en el campo astrológico o, en el caso más favorable, de una mezcla de las tres cosas.

Clarifiquemos algunos conceptos. Los dos planetas más brillantes son Venus y Júpiter. La conjunción más esplendorosa será, por tanto, la que formen estos dos últimos cuando coinciden en el cielo, y en especial cuando se encuentren a la suficiente distancia del Sol como para que puedan ser vistos en el cielo nocturno.

Una combinación de este tipo se produjo en las horas anteriores al amanecer del 12 de agosto del año 3 aC. En el momento de máxima proximidad, los dos planetas estaban separados tan sólo por doce minutos de arco, es decir, dos quintos del diámetro aparente de la Luna.

Otra conjunción similar, pero mucho más sorprendente, tuvo lugar tras la puesta del sol del día 17 de junio del año 2 aC. Venus y Júpiter estuvieron aún más próximos en esta ocasión y, en el punto de máxima cercanía, los separaban sólo tres minutos de arco, una décima parte del diámetro de la luna llena.

Con una aproximación tan grande, sería difícil vislumbrar los planetas como dos puntos de luz distintos. Lo que es más, desde Babilonia se debió de ver los dos planetas acercándose mutuamente de forma constante, mientras se hundían en el horizonte occidental. En realidad, alcanzaron la separación mínima a las diez de la noche, hora de Babilonia, cuando se ponían. Podemos imaginar que los astrólogos que observaban el firmamento verían los dos planetas unirse aparentemente mientras llegaban a un punto del horizonte situado en dirección a Judea.
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[3] Para la fecha que cito en relación con la opción 9, me remito al artículo «Thoughts on the Star of Bethlehem», de Roger W. Sinnott, aparecido en el número de diciembre de 1968 de Sky and Telescope.


¿Se vio realmente aquella «estrella» anormal en la dirección de Judea, tanto como para que pensaran en un Mesías? Bien, hay más datos.

La «Biblia» atribuye a Jacob una importante profecía mesiánica, cuando se encontraba a punto de morir. Jacob habla en forma algo mística a cada uno de sus hijos, y esto se interpreta como una alusión al futuro de las respectivas tribus.

Por lo que respecta a Judá (de la que David, y por consiguiente Jesús, descendían), dijo:

«Génesis 49:9»: ¡Eres cachorro de león, Judá! ¡De la presa has subido, oh hijo mío! Se ha agazapado, se ha echado cual león, y como una leona; ¿quién le hará levantar?

«Génesis 49:10»: No se retirará el cetro de Judá ni la bengala de entre sus pies hasta que venga Shiloh, a quien pertenece y al cual corresponde la obediencia de los pueblos.

El versículo 9 indica que el león era el símbolo totémico de la tribu de Judá (aún seguimos refiriéndonos al «león de Judá»). En cuanto al versículo 10, existe una gran polémica en torno al significado de Shiloh.

Shiloh era el nombre de una población en la que existió un importante templo antes de los tiempos del Reino de Judá y que fue destruida un siglo antes de la época de David. El versículo tendría muy poco sentido en tal caso, y podría tratarse de un error del copista. Sin embargo, puede objetarse que el texto alude a la restauración del destruido templo de Shiloh. Y de aquí, análogamente, que se refiera al renacimiento de la destruida dinastía de David y, por tanto, al Mesías. Este versículo se considera, en general, una profecía mesiánica.

Pero resulta que una de las Constelaciones del Zodíaco es Leo. Los astrólogos pudieron suponer con toda facilidad que Leo representa a Judá y a la Casa de David. Hay una referencia a una «bengala de entre sus pies», y entre las patas delanteras de la Constelación de Leo (según la representación convencional de la era antigua) se encontraba su estrella más brillante, Régulus (palabra latina que significa «joven rey»). Por consiguiente, podemos suponer que Régulus, en particular, representaba al Mesías (para los astrólogos).

Pero la cuestión es que las combinaciones Venus-Júpiter de los años 3 aC y 2 aC se produjeron en la Constelación de Leo, cada una de ellas a distinto lado de Régulus. En los dos casos, la fusión aparente de los planetas tuvo lugar a tres grados de Régulus, lo bastante cerca como para impresionar a los astrólogos.

De forma que nos encontramos con una simple «estrella» anormal que aparece en el horizonte de Judea, próxima a la estrella que es símbolo del Mesías. ¿No es lógico pensar que los astrólogos partieran al momento hacia Judea para investigar, aunque sólo hubiera sido para comprobar sus propias conclusiones?

Naturalmente, ambas conjunciones se produjeron en los meses de verano y de ningún modo en la época del nacimiento de Jesús, pero esto no tiene importancia. La fecha del 25 de diciembre no tiene garantía bíblica y fue escogida en los tiempos del cristianismo primitivo simplemente para competir con la fiesta de Mitra, que se celebraba aquel día, y para aprovechar la tradición, ya muy sentada, del regocijo general cuando llegaba el solsticio de invierno.

Además, tanto Mateo como Lucas sitúan el nacimiento de Jesús en la época de Herodes, y dicho monarca murió en el año 4 aC. O sea que Jesús no pudo nacer después de ese año y, como mínimo, debía de tener dos años de edad en la época de la segunda y más llamativa conjunción. Pero el hecho de que Jesús naciera precisamente en el momento de dicha conjunción pudo haber sido una reforma posterior de la historia.

Debo admitir que estoy tentado a creer la opción 9, dado su atractivo..., pero no haré tal cosa. En el año 2 aC la astronomía no estaba muy avanzada, y aunque los astrólogos babilonios advirtieran la conjunción, dudo que estuvieran tan versados en los detalles de las escrituras y leyendas de los judíos como para atribuir al hecho una importancia mesiánica. No, todo el relato no es más que una explicación ingeniosa elaborada a posteriori.

De forma que perseveraré en mi escepticismo y colocaré la Estrella de Belén en la misma categoría que la partición del Mar Rojo, el caminar sobre el agua y todos los demás milagros de la «Biblia». Son simples relatos fantásticos que podríamos despreciar como naderías si no fuera por el hecho de que son nuestros relatos fantásticos, los que nos enseñaron a venerar cuando éramos jóvenes impresionables.

FIN